31 de octubre de 2013

Traspolación nocturna

Mis más modestas disculpas
si en la noche de anoche
sentiste una mano perdida
caminando al ras de tu brazo
o si en el medio del sueño
te despertó un roce
que seguía la forma
que dibuja tu cara
o si acaso sentiste
desde lo profundo de tu ombligo
la mirada triste
de unos ojos huérfanos.

Anoche me equivoqué de sueño,
y llegué hasta tu puerta.

29 de octubre de 2013

XVI

I

las palabras tan huérfanas de vos
se te asientan en el pelo
se te apoyan en los párpados
y se van sin decirte
lo que buscan
verdaderamente
en vos.
El perpetuo permanecer
ya encontrado: dispersas
entre las hojas
sobre el suelo tan lejano
me son ajenas,
y se ríen y la distancia
y cae la noche
y croan los sapos
y se duermen sobre el suelo
y son abismo

II

Mis palabras se han vuelto hojas
y por segundos pareciera
que se te caen a vos de la boca
como si las soltase algún árbol viejo
o las arrastrara el viento

Mis palabras se han vuelto hojas
y chocan con nuestros pies y lloran
amontadas a un costado
por alguna escoba vieja
y nos miran desde abajo
pidiendo que les demos una mano
o una cama
en algún libro viejo

Mis palabras se han vuelto hojas
y me lloran con el verde gastado
y me piden que las salve
o que las deje caer 
por lo menos
en la boca de tu boca
que ahí la salvación 

19 de octubre de 2013

Hipótesis

Puede que sea cierto, sí
que también se me caigan los párpados
y pierda el pelo
y tal vez mañana me levante con una cicatriz
con forma de abrazo
y de la espalda me crezcan plantitas,
puede que sí, que sea cierto también
el calorcito que entra por debajo de la puerta
el césped un poco más verde
mis dedos guardados en los bolsillos
y puede que sí
que te extrañe y te llame
y te vea en la niebla de la mañana
y puede también
que te extrañe y te nombre
y respondas de algún lugar secreto
que solo vos sabes
y puede que todo esto sea cierto
porqué no
y te extrañe
y te vea y me respondas
aunque en realidad
no te aparezcas
y me sobren las verdades
para refutarme por completo. 



16 de octubre de 2013

A-palabras

Yo te dibujo
a través de la palabra que se me cae
que se me cuela y hace estragos
y te llama sin llamarte;
te traigo a mí lado
a través de la sonrisa que
se me crece
al verte venir sin que
vengas a mí realidad
a lo que creo
cuando te dibujo,
y vos allá que te cedes con alas a este juego -casi mariposa-
a los trazos, a los ida y vuelta
de los papeles arrugados
a los espacios blancos que dejan los libros
a la agenda de otros años
a la última hoja del cuaderno
a cualquier hojita suelta que aparezca en la mochila
como ésta,
donde hoy te nombro
y te traigo
y te siento en una silla al lado mío
y te dibujo un mapa
para que no te pierdas al volver
a tu sitio
o acá, cuando otra palabra se resbale
la más triste, la más sincera
la más ausente. 

12 de octubre de 2013

La Bida (o ké + da)

Hoy, en cada brazo,
en cada pierna, en la sola nariz
la pregunta
la big question de para qué
para qué en este cuerpo
bajo esta alma, con tan brillante mente
(y la sucia consciencia de los limpios)
por qué esta ausencia de colmillos
de cola alargada
por qué no el caminar patitas al suelo
y lamernos los cuernos los uno a los otros
(no tan bípedos, tan elegantes)
por qué no la cabeza bajo el agua
y extender las aletas
o charlar un rato desde la raíz de un árbol
por qué la suerte de estar erguidos siempre
de tener el tan imprescindible lenguaje (¡oh si!)
y las horas del reloj (¡si si si!)
de haber creado un dios y haber matado tantos otros
por qué la gracia de estar tan llenos de papelitos y etiquetas
y nombres para todo
por qué la filosofía, la praxis, el progreso
por qué no la simple vida
el sólo vida
de una florcita en el medio del asfalto
de un pez, de cualquier bacteria que duerme en el océano de tu saliva
por qué no la caricia más grande del silencio
por qué sí las ciencias, las certezas
el alma sin cuerpo
el cuerpo sin tiempo
el tiempo sin alba
por qué no la manada y sí las botas
por qué no el vuelo y sí los cables
para qué tanta sangre en nuestros dedos
para qué el orgullo, la razón, las vísperas de año nuevo
y no las vísceras, las escamas, el frote de un cuerpo con la tierra
para qué tanta vida
si nos sobran los motivos
para devolverla.

11 de octubre de 2013

La despedida

La noche tan noche,
la luna, vieja menguante,
se nos caga de risa:
el reloj marcando el ritmo
la escalera de brazos que se suceden
y cada vez más rápida la danza
el rito de un “hasta pronto” y siempre
siempre la escalera de dedos
de extremidades que son peldaños
el grito esperado
casi ansioso queriendo arrebatarse el cielo
y la carcajada de la noche que retumba
el último abrazo, el beso-fin;
infinito y cascada
grieta que se abre y distancia sin pelo
sin lengua
palabra que es viento
saludo y siempre la caída
el volver a empezando lo mismo
a la vieja luna
llena de misterio
tan llena de vos que es casi mía
casi acá sin vos que no me pertenece
sí, el viaje eterno,
lo de siempre.

6 de octubre de 2013

Renacer de lunes

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas” (Alejandra Pizarnik)

I

el mate frío en el medio
de la noche más fría
en el invierno
de lo más profundo de mi cuerpo
donde las paredes se mezclan
y el pájaro cede su vuelo
vuelve a ser jaula
consigue dormirse de nuevo
y regala sus ojos a la oscuridad de la sala

II

De qué espectro partió esta fuerza
(¡condenada!)
a cuánto horror,
a cuánta bestia fue despertada acaso
(las soledades más solas/soleadas del fondo del armario)
El sol se escondió hace tres días
(permíteme decirte la palabra soñada)
quebró la flor en su lecho
(que cese la nieve, que cese la nieve!!)
duele en cada dedo una ausencia.


(El techo se resquebraja. Bienvenida luz)

2 de octubre de 2013

Presuposiciones

I

Qué se supone que deba decir
al verte
cuando cruzando la puerta y abriéndose las rejas
yo te encuentre.
vos seguro dirás que –lógicamente-
saldré a saludarte, te veré bien
te lo diré sonrisa de por medio
y lo preguntaré
por el simple recaudo de guardar formalidades (“todo bien?”)
sabrás responderme, que sí que todo bien
y preguntarás lo que se pregunta
por también la mera formalidad (“y vos”)
y mi cabeza obviará las mil solicitudes de posibles respuestas
y diré que también, que todo bien.
Acá vos decidirás, casi jefa
de lo que acontece bajo ese techo
si se ocurre otra pregunta,
si se desplaza algún comentario rasposo por tu lengua
(vos sabes del tiempo que hay de acá hasta esta esquina)
y sí, entonces, “tanto tiempo”
y hacerte saber al fin
lo que cruza mis ojos: “te ves bien”
y sí, lo sabías,
afirmativo
y qué bueno haberte cruzado
sí, que bueno, ya yéndote hacia tu sitio
el beso formal, la sonrisa que yo veo
en ese “ nos vemos” y vos sin verme, en realidad,
y saberte deseándome esa suerte
que yo ya pensaba perdida,
y encontrarte así, e igualmente,
pero que fue del todo mía y decírtelo
al fin, y que lo sepas
pero vos ya estabas yéndote
justo cuando te vi.

II

Ahora sí, de vuelta al verte,
ya sin presuposiciones
sólo la pragmática
de verte y vernos
sabrás qué decirme
me sabré sonriéndote.